Cuando dimitir es excepcional y mentir habitual
El problema de nuestro país es que hemos convertido en excepcional lo que debería ser habitual y normalizado lo que tendría que ser una excepcionalidad. En tan sólo 48 horas nuestros políticos nos lo han demostrado una vez más. Y es que pocos podíamos prever la resaca que estamos teniendo, y lo que nos espera, tras el botellón democrático del 10 de noviembre.
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