07/11/2019

La velocidad no siempre es el mejor camino

Por Pedro Lechuga Mallo

Hay noticias que por sí solas pueden provocar ciertas reacciones entre la ciudadanía, pero en ocasiones la aparición de dos hechos noticiables de muy diferente índole en un corto periodo de tiempo nos da una bofetada de realidad y nos pone ante ciertas paradojas o contradicciones que deberían hacernos reflexionar, pero que en la mayoría de las ocasiones sólo están pululando unas horas por el ideario colectivo, para dejar paso antes de lo que debería a otros pensamientos más banales. No voy a negar que en ocasiones la ignorancia sobre ciertos aspectos aporta más felicidad que el conocimiento, pero el riesgo al que nos enfrentamos es que si todos nos pusiéramos las orejeras y cerráramos los ojos, cuando un día queramos entender lo que nos rodea no seremos capaces, ya que nuestros sentidos estarán dormidos y será demasiado tarde.

Debemos estar alertas ante ciertas señales para tomar consciencia de la sociedad en la que vivimos y hacia donde nos dirigimos. En mi caso, las dos noticias que me han despertado del letargo han sido el hito conseguido por Google de crear un ordenador cuántico que ha hecho en unos minutos una operación para la que un ordenador convencional necesitaría muchos años y la aprobación de una ley en Italia por la que es obligatorio instalar un dispositivo antiolvido en las sillas de los automóviles de los niños hasta los cuatro años.

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