¡Qué pereza!
Pereza es poco. Todavía no me he recuperado de lo tedioso de forrar los libros de mi pequeña heredera y ahora esto. Hace unos meses un buen amigo ya me puso en preaviso pero no le quise creer. No me parecía posible que se atrevieran una vez más a protagonizar un vodevil o una tragicomedia, llámenlo como quieran, que tuviera como desenlace de la trama la nada más absoluta. Todo durante estos meses ha sido de cartón piedra, las reuniones, las fotografías, los mensajes… Todo, absolutamente todo, ha sido un juego pirotécnico de pésima calidad para hacernos ver a los ignorantes de la papeleta en mano que estaban pensando en todos cuando sólo pensaban y piensan en ellos.
Leer más