21/05/2022

¡Vaya semanita!

Por Pedro Lechuga Mallo

Al igual que le pasa a Irene Montero con su regla, yo también he vivido esta semana desde la soledad, vergüenza o la culpa. Los acontecimientos que hemos sufrido me han llevado irremediablemente a mimetizarme con la inigualable ministra. Comenzamos con la resaca del ‘Chanelazo’. Vale que se tirara por tierra la credibilidad del CNI, pero lo que es inaceptable es que ya no nos quede ni el bote salvavidas de Eurovisión. ¿Qué va a ser de nuestras vidas si también se ha deslizado un supuesto pucherazo para que ganara Ucrania?

Lo de los tongos en las primarias de los partidos políticos lo podemos asumir, pero como sociedad no podemos tolerar que sobrevuele la duda sobre la legalidad de Eurovisión. Este ataque inadmisible contra uno de los pilares de nuestro continente ya comenzó en tierra patria con el ajusticiamiento virtual de la elegida por parte de los defensores de la verdad absoluta, que alardean de ser el paradigma de la tolerancia y son más radicales que Torquemada. Menos mal que Chanel es mujer, nacida en La Habana y residente en Cataluña. ¿Se imaginan qué hubiera pasado si el seleccionado por el jurado hubiera sido hombre, nacido en Madrid y residente en Marbella?

Sin recuperarme del ‘Chanelazo’ llegó el bombardeo del ‘Reglazo’, cortesía de mi amiga la ministra. Por fin, una mujer que se atreve a decir lo que opinan todas las mujeres del mundo sin excepción. No hay amiga ni compañera de trabajo que me haya reconocido que vive la regla con normalidad. Es más, me han asegurado sin rubor que van a impulsar el movimiento #TodasSomosIrene. No hay palabras de agradecimiento que puedan recoger lo que mujeres y hombres debemos dedicarle. Ya era hora de sacar a la luz uno de los problemas más graves que acechan históricamente y en la actualidad al mundo mundial.

Para finalizar la semana llega el ‘Emeritazo’. Debe ser muy aburrida la vida en Abu Dabi para que Juan Carlos I tenga que venir a Sanxenxo a divertirse y, por ende, a regalarnos un nuevo asunto de vital importancia sobre la conveniencia o no de su presencia en el reino de su hijo. A las pruebas me remito, una semana en la que por fin nos hemos librado de cortinas de humo que desvíen la atención a temas sin importancia como el racionamiento energético y la catástrofe alimentaria a nivel mundial que se avecina. Ya está bien de entretenernos con asuntos superfluos.

Eso sí, el único momento de tranquilidad nos lo ha dado Fernando Simón cuando ha dicho que no es probable que la viruela del mono vaya a generar una trasmisión importante. Así que tranquilos, el éxito en sus predicciones le avalan.