19/09/2019

¡Qué pereza!

Por Pedro Lechuga Mallo

Pereza es poco. Todavía no me he recuperado de lo tedioso de forrar los libros de mi pequeña heredera y ahora esto. Hace unos meses un buen amigo ya me puso en preaviso pero no le quise creer. No me parecía posible que se atrevieran una vez más a protagonizar un vodevil o una tragicomedia, llámenlo como quieran, que tuviera como desenlace de la trama la nada más absoluta. Todo durante estos meses ha sido de cartón piedra, las reuniones, las fotografías, los mensajes… Todo, absolutamente todo, ha sido un juego pirotécnico de pésima calidad para hacernos ver a los ignorantes de la papeleta en mano que estaban pensando en todos cuando sólo pensaban y piensan en ellos.

Es paradójico que mientras que nosotros hemos perdido cinco meses, ellos los han ganado para su interés personal y partidista. ¿Tan difícil de entender es el mandato que les dimos los españoles el domingo 28 de abril? Soy consciente de los engranajes, algunos de ellos arcaicos, gracias a los cuales se mueven los partidos políticos y que están lubricados por el aceite de intereses personales y de las distintas facciones que se esconden detrás de unas mismas siglas, pero que hayamos llegado al ridículo supremo de tener que volver a las urnas el 10 de noviembre me ha dejado ojiplático.

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