22/01/2022

Preguntas sin respuestas

Por Pedro Lechuga Mallo

¿Se imaginan si a un abogado no se le permitiera presentar pruebas en un juicio para demostrar la inocencia de su cliente o a un médico se le prohibiera examinar a un paciente para poder realizar el diagnóstico? Pues el mismo sinsentido e incongruencia es lo que nos ocurre a los periodistas cuando acudimos a una rueda de prensa en la que no se permiten preguntas. Lo que antes era algo excepcional, ahora ya es algo cotidiano. El ansia desmedida de un gran porcentaje de nuestros políticos por controlar la información está provocando que los periodistas nos convirtamos en burdos maniquíes.

Esta semana se ha hecho viral un vídeo en el que un grupo de periodistas abandonaron una rueda de prensa de la nueva presidenta del Parlamento Europeo y del presidente de Francia al no permitirse las preguntas. Una actitud digna de elogio, aunque en honor a la verdad, hay que reconocer que otra gran parte de los periodistas sí se quedaron de meros oyentes. Esta es la encrucijada a la que se enfrenta nuestra profesión. Estoy seguro de que la práctica totalidad de los periodistas abandonarían las ruedas de prensa en las que no se permitan preguntas, pero por encima de ellos hay unos editores y gestores de medios que les obligan a cubrirlas. Esta es la explicación por la que a pesar de los intentos que se hacen desde la profesión, es muy extraño el caso en que se consiga reventar un acto público en el que se pretende que los periodistas seamos parte del mobiliario.

Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica.

http://panel.soydigital.fm:8017/live