07/12/2017

LEER TU ESQUELA

Por Pedro Lechuga Mallo

Existen muchas maneras de etiquetar a las personas, pero sin duda la que más me atrae es la que tiene que ver con la forma en que leen el periódico. La sangre negra de las palabras inunda de la misma manera todos los ejemplares de los papiros de nuestra era, pero la rutina con la que cada lector impregna sus huellas dactilares de esa sangre sirve para conocer algo más importante que su DNI, nos da pistas para vislumbrar su verdadero yo. Sus preferencias, sus debilidades, sus deseos… son desvelados con cada lento o impulsivo paso de página, permitiendo disfrutar al voyeur que les mira desde el fondo de la barra.

Unos empiezan por la portada y continúan página a página como marcan los cánones del buen lector, otros prefieren comenzar por la contraportada, quizás porque les guste ver la vida al revés. Algunos van directamente a la sección de deportes, dando la espalda a las patadas entre políticos, y hay quienes ponen todo en manos de los astros y lo primero que miran es el horóscopo. También existen los desafortunados que buscan la suerte y comprueban si una serie de números inconexos les permiten cambiar de vida, sin saber realmente si el cambio sería a mejor. Pero sin duda, los que más me llaman la atención son los que buscan las páginas donde el negro tiene más sentido, ya que es el color que mejor combina con las cruces y con las crónicas de unas muertes anunciadas. Y es que todas las muertes son anunciadas desde el mismo momento en que un desconocido corta de un tajo lo que te ha unido durante nueve meses a un mundo también oscuro, pero que es el preludio a una realidad llena de color. Aunque sea una verdad de perogrullo, en ocasiones olvidamos que la única certeza de la vida es la muerte.

Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica