23/01/2020

Gol en propia puerta a nuestra conciencia

Por Pedro Lechuga Mallo

El riesgo de querer blanquear algunos de los cuartos negros en los que convivimos es que ennegrezcamos algunas de las paredes blancas que tenemos a nuestro alrededor. Y esto creo que es lo que ha sucedido con la celebración de la Supercopa de España de fútbol en Arabia Saudí. Una vez rebajada la tensión vivida en las redes sociales antes, durante y después de este evento deportivo, es buen momento para echar la vista atrás y reflexionar sobre todo lo acontecido. Y es que todavía siguen dando algunos coletazos, como el protagonizado por mi paisana la coyantina Ana Muñoz, que hasta hace unos días era vicepresidenta para Asuntos de Integridad de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y que tras decidir no formar parte de la expedición que viajó a tierras saudíes, ha abandonado su cargo.

Pero volvamos al desierto de los derechos humanos de Arabia Saudí. Desde hace varios años el dinero conseguido con el oro negro está siendo utilizado para comprar acontecimientos deportivos de prestigio mundial para vender al resto del mundo una imagen distorsionada de la realidad. Ya ven, comprar y vender. De esto va la historia de hoy. No voy a poner en duda que alguna parte de la sociedad de esas latitudes quiera que se den ciertos cambios y florezcan algunos derechos humanos, pero creo que están tan enterrados debajo de la arena, que regándolos con dinero no es suficiente. Además, creo que se están equivocando intencionadamente con la dirección de la manguera. Sería más interesante que los millones que se gastan de cara al exterior, se utilizaran para regar internamente las conciencias de ellos y ellas para que de una vez por todas, entiendan que las mujeres no deben estar escondidas en el banquillo de la vida, enfundadas en un chándal negro de cuerpo entero, incluido su rostro.

Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica