09/04/2021

Éxtasis de San Google

Por Pedro Lechuga Mallo

El cierre perimetral de los reinos de taifas que dan colorido esperpéntico al trozo de tierra llamado España, me obligó a dirigir mis pasos durante unos días de asueto en Semana Santa a la ciudad amurallada de Ávila. Sin duda, las expectativas iniciales que barruntaban mi cabeza al salir de tierras leonesas se vieron cumplidas con creces, pero la casualidad me regaló una prueba material y sin fisuras del Gran Hermano en el que vivimos, en el que la mayoría de los mortales somos meros peones, que pasamos de casilla a casilla, pensando que lo hacemos libremente, cuando realmente somos dirigidos por unos intereses económicos que se escapan a nuestro corto entender.

Lo más kafkiano de todo es que los ingredientes que dieron lugar a la visión de la que fui testigo tienen orígenes espaciados en el tiempo de más de cuatro siglos. Quién le iba a decir a Santa Teresa de Jesús que el Convento de San José de Ávila que fundó en 1562, habitado desde entonces por monjas de clausura, iba a ser el escenario de un acontecimiento que demostrara que estamos vigilados continuamente. No me refiero a un Padre Celestial, que según la religión muta el nombre de su DNI, sino a un Ser Supremo mucho más terrenal y tecnológico. Y, por si fuera poco, todo lo sucedido fue endulzado por un sabroso arroz con leche de almendra.

Lee aquí el artículo completo publicado en La Nueva Crónica.